Cuando estoy sola en un estado de depresión y ansiedad, me gritan realidades crueles y al mismo tiempo me susurran los miedos al oído, experimento emociones oníricas para sentirme en mi paz consciente por medio de actividades cotidianas que me conectan con lo más esencial de mi ser. Es así como creo realidades alternativas en las que resignifico los sentimientos de perdida y frustración, traduciéndolos en búsquedas espirituales que me ayudan a aminorar las cargas.