La piel es el sustrato en el que se imprimen mis vivencias. Mi temprano desarrollo del cuerpo me llevó a enfrentar situaciones de exclusión en el ámbito lúdico y deportivo. Mi piel refleja estos hechos, se hace difícil para mí aceptar sus rastros y marcas. Logro mi paz consciente a partir del proceso de reconocimiento de mi cuerpo, resignificándolo con metáforas visuales y valorándolo de una nueva manera de relacionarme mejor conmigo mismo.